“Fray Francisco Javier Carballo Fernández”
La fe es la más fiel acompañante, en el camino itinerante del peregrino, que busca abrazarse a su destino…
Fray Francisco Javier Carballo Fernández, nació en Bustillos, Asturias, España en 1966 y se ordenó como sacerdote dominico en 1993. Un par de años después llega a la ciudad de los vientos, Chicago Illinois, donde le conozco en la parroquia de San Basilio. El se entrega por completo al servicio de dicha comunidad, por lo que llegue a pensar, que estaba allí para quedarse. Conforme nos fuimos conociendo, fue naciendo una amistad, no la de un sacerdote y un feligrés, sino como de dos jóvenes que comparten una misma fe. Por el supe, que solo estaría por casi dos años, pues llegaba, para realizar sus estudios en filosofía. Entonces pensé ambos estamos de paso, pues yo también planeaba regresar en poco tiempo a Guatemala. Con el compartimos muchas cosas, como individuos, en familia y en la parroquia. Me invitó para que le acompañara a las clases privadas de inglés, que recibía, con alguien que hablaba 6 idiomas, aquellas tardes no fueron solo de aprender, sino también de compartir, de diálogos inteminables sobre asuntos de fe, sobre Jesús y María y sobre la vida. Pero también íbamos al cine, a conocer lugares de Chicago y de vez en vez llegaba a casa para compartir una comida y jugar con mis hijos.
Alguna vez le pregunté, del porqué se hizo sacerdote religioso en un país, que ha ido perdiendo ese fervor. El me dijo que por lo mismo, porque Dios lo había llamado a una misión, en la tierra que exportó muchos misioneros. Aunque yo solo cursé, dos asignaturas de filosofía, una en mi bachillerato y otra en la universidad, me gustaba escucharle y aprender de él. Fueron dos años de una entrañable amistad, lamenté su partida, pues ha sido de los pocos amigos que he tenido en estas tierras.
El padre Javier, es licenciado en teológica(universidad pontificia Comillas en Madrid) doctor en filosofía (Universidad Complutense en Madrid). Fue prior provincial de la provincia española de los dominicos(la más grande) y es autor de numerosos artículos y coeditor de varios libros, así como autor del libro “Experiencia religiosa y pluralismo religioso”.
Con padre Javier compartimos muchas inquietudes en cuanto a arte, literatura, fe y sobre todo la alegría de la esperanza. Hay muchas cosas que recuerdo de él, la verdad es que cuando se fue, como dice la canción de Alberto Cortez “Cuando un amigo se va, deja un lugar vació, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo” aún conservo el regalo que me dio, el libro El regreso del hijo pródigo(Meditaciones ante el cuadro de Rembrandt) el cual he leído en más de 3 ocaciones, aparte que está ilustrado con el cuadro de este, que es uno de mis pintores favoritos. Pero más que el libro, conservo sus palabras, su alegría en la fe y el regalo de su amistad.
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