domingo, 28 de febrero de 2010


***Que tiene la Semana Santa en Guatemala que invite A propios y extraños a venir***
Quizás muchos se lo han preguntado y tal vez la repuesta es evidente… Mas permítanme compartir con ustedes esta experiencia. Por cosas de la vida desde hace algunos años no vivo en Guatemala mas a pesar de eso sigue siendo mi mayor pasión. Así fue que después de algún tiempo de ausencia decidí regresar de visita a mi tierra, Realice los preparativos con antelación porque deseaba hacerlo en “Semana Santa” y unos días antes aborde el avión con la ilusión de un niño e hice escala en Miami donde transborde la aeronave que me condujo a mi destino. El avión venia repleto de gente, tanto de paisanos como de personas de diferentes orígenes; me toco compartir el viaje con un hombre de Noruega, yo leía un libro mas muy cortésmente en ingles me pregunto si yo era guatemalteco, serré mi libro y le dije que sí, me pregunto por muchas cosas, sobre los Mayas, las pirámides, Antigua Guatemala, Atitlan en fin… Pero enfatizo la “Semana Santa”, yo compartí con el alguna información, pero tenía también mis propias preguntas. Le pregunte el porqué habiendo tantos lugares en el mundo se había decidido por Guatemala. Su respuesta fue directa, me dijo; Hace un año unos amigos viajaron a Guatemala y al llegar me mostraron fotografías y videos, me platicaron de la calidez de la gente y mientras los escuchaba yo me dije –“No puedo partir de este mundo sin haberlo vivido…” Hablamos de muchas cosas, mas aquella frase se quedo clavada en mi mente. En eso el capitán de la nave anuncio que estábamos por ingresar a territorio guatemalteco la euforia de todos fue evidente, algunos lloraban de emoción, otros elevaban oraciones al cielo dando gracias…
Aterrizamos y luego de los trámites correspondientes ingresamos a lo ciudad de Guatemala, nos despedimos con este amigo de Noruega pues cada quien tenía sus planes.
En aquella oportunidad volví a vivir la “Semana Santa” como nunca, a pesar de que me había perdido de todo aquello previo que la acompaña “La Cuaresma” con todas sus manifestaciones de fe, con toda esa riqueza culturas que va desde los platillos típicos de la época, los viacrucis en las calles, los cortejos procesionales previos, la velaciones de las diferentes hermandades en fin. Pero ya estaba allí y mis recuerdos se contrastaban con lo que veía, porque todo era igual pero era distinto, era una dicotomía que no conseguía explicar el sentirme parte de y a la vez extraño. Comprendí que no son solo las alfombras multicolores que cubren de arte las calles, que no son solo los majestuosos cortejos procesionales o el aroma a corozo e incienso, que no solo la espiritualidad que acompaña a todas estas expresiones de la “Fe popular” creo que es esa presencia de Dios en las calles que acompaña a mi pueblo “Vestido de penitente” y que nosotros llamamos “Los Cucuruchos”, es esos ojos de los niños que reflejan ángeles cuando ven al Nazareno pasar, es la fe de los hombres y mujeres de edad que han aprendido a vivir por fe y en fe…Es esa música que acompaña y que hace vibrar las cuerdas del alma o en pocas palabras es la presencia de Dios en Guatemala.
Días después regrese sin querer regresar, con una añoranza de volver… Hoy comprendo él porque muchas personas alrededor del mundo escogen a Guatemala como destino quizás peleándose con el presupuesto y mil opciones más…Hoy resuena aquella frase en mis oídos: “Yo no puedo partir de este mundo sin haberlo vivido…” Y yo agregaría “Sin ser penitente y testigo”.

Oxwell L'bu
Foto por: Bryan Melgar.

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