Un altar en cada hogar...
Ojalá hubiera un altar
en cada hogar,
un altar que nos evocará
al Amor de los amores.
Un altar donde siempre
hubieran flores
y una vela con esa luz
de eterna esperanza.
Pues aunque Él está
en todas partes,
nuestra necedad suele
obviarlo y en nuestras
preocupaciones solemos
ignorarlo.
Ojalá hubiera un altar
en cada hogar,
un altar que fuera la extensión
del que está en nuestro corazón.
Un altar al Rey de Reyes,
al Señor de señores,
al que vale la pena servir,
por quien vale la pena vivir
y el único que nos acompañará
en nuestra ruta a la eternidad.
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