***A Cien Años De Fatima***
Como peregrina de la fe,
vino a esté mundo
y de la misma forma volvió;
con sus silencios eternos,
más con las palabras justas,
la primera evangelizadora.
Aquella en cuyo vientre,
el verbo se encarno,
aquella en cuyo corazón,
se atesoraron su primeros
hechos y palabras,
aquella que poco cuestiono
y aunque no todo lo entendió,
con fe ciega lo siguió.
Y en Fatima se manifestó,
más allá de una visión,
como una revelación,
la de la flor inmaculada,
la que expele su aroma,
para denotar que hay
presencia de amor.
Ella cual paloma mensajera,
siempre nos remite al mensajero,
porque ella es reflejo de esa luz,
desde el pecebre hasta la cruz,
desde su pasión a su resureccion.
A cien años de Fatima,
el mundo oye sin escuchar,
la gente escucha el mensaje
y sigue sin comprenderlo,
porque este mundo pide pruebas,
de lo que es innegable.
A cien años de Fatima,
la puerta sigue abierta,
su luz es perpetua
y siguen habiendo,
recipientes del mensaje,
mensaje que el mundo,
no quiere escuchar.
A cien años de Fatima,
la madre sigue revelando,
al amor de los amores,
a la perla preciosa por la
cual vale la pena venderlo todo,
al diamante en bruto que sin
fe no se puede ver...
Oxwell L’bu Copyright © 2017
Como peregrina de la fe,
vino a esté mundo
y de la misma forma volvió;
con sus silencios eternos,
más con las palabras justas,
la primera evangelizadora.
Aquella en cuyo vientre,
el verbo se encarno,
aquella en cuyo corazón,
se atesoraron su primeros
hechos y palabras,
aquella que poco cuestiono
y aunque no todo lo entendió,
con fe ciega lo siguió.
Y en Fatima se manifestó,
más allá de una visión,
como una revelación,
la de la flor inmaculada,
la que expele su aroma,
para denotar que hay
presencia de amor.
Ella cual paloma mensajera,
siempre nos remite al mensajero,
porque ella es reflejo de esa luz,
desde el pecebre hasta la cruz,
desde su pasión a su resureccion.
A cien años de Fatima,
el mundo oye sin escuchar,
la gente escucha el mensaje
y sigue sin comprenderlo,
porque este mundo pide pruebas,
de lo que es innegable.
A cien años de Fatima,
la puerta sigue abierta,
su luz es perpetua
y siguen habiendo,
recipientes del mensaje,
mensaje que el mundo,
no quiere escuchar.
A cien años de Fatima,
la madre sigue revelando,
al amor de los amores,
a la perla preciosa por la
cual vale la pena venderlo todo,
al diamante en bruto que sin
fe no se puede ver...
Oxwell L’bu Copyright © 2017
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