domingo, 3 de abril de 2011

***El Bautista***

***El Bautista***


La grandeza de un hombre
se encuentra en relación,
directamente proporcional
a su humildad…

Pero no esa falsa humildad
que se viste de arrapos…
O que muestra una cara de tristeza
y que denigra a la persona buscando
que otros la enaltezcan…

Si no esa humildad que lo lleva
a reconocer su propia dignidad
y valía…

Esa que lo lleva a reconocer en
otros ese soplo divino con que
todo ha sido creado.

Varón de éxodos sin aposento
en este mundo…
Porque desde el vientre materno
se marco tu destino.

La de ser el precursor…
El que despeja el camino,
el que en medio de la esa selva
de argumentos interminables,
y de intereses miserables,
muestra la luz…

El que espera a que el trigo
crezca para luego arrasar
con la cizaña…
Esa que pone telarañas
sobre el alma.

Atalaya erguida en el desierto,
sumergida en el bautismo
del dolor donde solo el amor,
redime y renueva tu vocación.

Juan el Bautista hombre nacido
de una mujer que en sus años de ocaso,
te concibió para mostrarnos que para
Dios nada es imposible…

Juan la voz que clama en el desierto,
la voz que le grita al incrédulo
que ¡Dios no está muerto!

Vos que sos el que ha sido
enviado por Dios,
para ser testimonio de esa luz
a la cual las tinieblas nosofocaron…

Voz que sos como un faro en el desierto
que es la guía para los que navegan,
en esa soledad que cauteriza las ganas de vivir.

Vos que como roble plantado renunciaste
a crecer y ser el centro del bosque,
menguaste para que El creciera…
Menguaste para que El se manifestara.

Y así luego de sumergirlo
en las aguas del Jordán…
Lo enviaste investido al desierto,
para que renovara lo que parecía muerto.

Y como guitarra sin cuerdas,
te quedaste callado…
Porque a tu misión cumplimiento
ya le habías dado…

Oxwell L’bu


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